El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una proclamación que establece un arancel del 50% a productos semiacabados y derivados del cobre importados, medida que entrará en vigor el 1 de agosto.
Según la Casa Blanca, la decisión se tomó con base en una investigación bajo la Sección 232, que evaluó riesgos a la industria nacional del cobre y consideró los nuevos impuestos necesarios por motivos de seguridad nacional.
Los aranceles no aplican a chatarra de cobre ni a materiales como minerales, concentrados, cátodos y ánodos. Además de la tarifa, la orden incluye disposiciones para fortalecer el mercado interno, como la obligación de que al menos el 25% de la chatarra de cobre de alta calidad generada en EE. UU. se comercialice dentro del país.
Esta medida se suma a otras similares impulsadas por la administración Trump en sectores como el acero y el aluminio.
Según declaraciones oficiales, la finalidad es reforzar industrias clave, reducir la dependencia exterior y proteger empleos nacionales.
Tras la publicación de la orden, el precio del cobre cayó un 18.24% en la Bolsa Comex de Nueva York, situándose en 4.59 dólares por libra, luego de haber alcanzado niveles récord al inicio del mes.
La baja responde a la confirmación de que productos como el cobre refinado y el cobre metálico en bruto no serán afectados por los nuevos aranceles.
La Casa Blanca aclaró que los aranceles sobre automóviles y cobre no serán acumulativos.
En caso de que un producto esté sujeto a ambos, se aplicará únicamente el arancel correspondiente a automóviles.