Los gobiernos de Tailandia y Camboya alcanzaron este lunes un acuerdo de alto al fuego tras cinco días de enfrentamientos armados en su frontera común, que dejaron un saldo de al menos 35 personas fallecidas y más de 290 mil desplazadas.
La medida fue anunciada en Malasia, país que funge como presidente rotatorio de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), y cuya mediación fue clave para el consenso.
El alto al fuego “inmediato e incondicional” entrará en vigor a partir de la medianoche, hora local, según detalló el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim. Las hostilidades iniciaron el pasado jueves, intensificando un conflicto territorial histórico entre ambas naciones que se ha mantenido latente durante décadas.
Durante los ataques se emplearon cazas F-16, cohetes BM-21 y artillería pesada.
Las zonas afectadas abarcaron múltiples provincias fronterizas tanto en Tailandia como en Camboya. La violencia provocó también una respuesta internacional, incluyendo llamados a la paz por parte de la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y China.
El origen del conflicto se remonta a disputas limítrofes mal resueltas desde la época colonial. Aunque ambas partes expresaron previamente su disposición al diálogo, la situación escaló rápidamente, alimentando tensiones nacionalistas y especulaciones sobre posibles intereses internos detrás del estallido.
El expresidente estadounidense Donald Trump afirmó haber mantenido conversaciones telefónicas con los líderes de ambos países, en busca de una salida diplomática.
La reunión final en Kuala Lumpur contó con la participación de representantes de Estados Unidos y China, quienes asistieron como coorganizadores y observadores del proceso de paz.