La relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate tecnológico Elon Musk ha sufrido una ruptura pública y abrupta, tras una serie de desencuentros por el polémico plan fiscal impulsado por el mandatario, el cual Musk ha calificado como una "abominación repugnante".
Lo que parecía una sociedad sólida entre dos de las figuras más influyentes y polémicas del país se vino abajo esta semana, cuando Musk criticó duramente la propuesta económica de Trump, la cual, según estimaciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), incrementará la deuda nacional en 2.4 billones de dólares durante la próxima década.
En su red social X, Musk lanzó una serie de mensajes contra el plan, e incluso acusó al presidente de mentir sobre su participación en su diseño:
“¡Falso! No me enseñaron este proyecto de ley ni una sola vez”, escribió Musk, en respuesta a Trump, quien había afirmado que el empresario estaba al tanto de los detalles.
La tensión marca un giro drástico en una relación que, aunque históricamente volátil, se había estrechado durante la última campaña presidencial.
Musk no solo reactivó la cuenta de Trump en X tras adquirir la plataforma, sino que también apareció en mítines, brindó apoyo logístico y, según el Washington Post, habría donado al menos 250 millones de dólares al candidato republicano.
Como recompensa, Trump nombró a Musk como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una nueva dependencia encargada de reducir el gasto federal y con acceso privilegiado a información estratégica.
Musk se convirtió así en una figura clave dentro de la Casa Blanca.
Sin embargo, su creciente impopularidad en sectores progresistas y las repercusiones comerciales especialmente en Tesla, cuyas ventas cayeron en varios mercados internacionales lo llevaron a anunciar en abril una reducción en su implicación en el gobierno.
Finalmente, el 28 de mayo, Musk confirmó su salida total de DOGE.
Aunque ambos intentaron una despedida cordial con una comparecencia conjunta en el Despacho Oval el 30 de mayo la tregua duró poco.
Las críticas de Musk se intensificaron al punto de dinamitar por completo la relación.Trump, por su parte, respondió con frialdad:
“Elon y yo teníamos una gran relación. No sé si seguirá así”.
La ruptura ha generado confusión incluso entre los seguidores del movimiento Make America Great Again, muchos de los cuales también admiraban a Musk.
En redes sociales, se multiplicaron las especulaciones y las preguntas dirigidas incluso al chatbot Grok, propiedad del propio Musk, sobre el futuro del vínculo entre ambos.
Más allá del espectáculo mediático, el enfrentamiento evidencia los límites de una alianza forjada por conveniencia política, pero marcada por personalidades dominantes y agendas incompatibles.
