En Val Gardena, al norte de Italia, el acceso al popular sendero del monte Seceda volvió a tener un costo de cinco euros, como medida tomada por los propietarios locales para contrarrestar el turismo masivo en la zona.
La iniciativa, impulsada por agricultores dueños de los pastizales, busca proteger el entorno natural ante la falta de respuestas de las autoridades provinciales frente al deterioro ambiental.
El sendero, conocido como el “sendero de los selfies”, conduce a un mirador en los Dolomitas con vistas al grupo montañoso de las Odle o Geisler, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Su creciente popularidad en redes sociales ha incrementado exponencialmente la afluencia de turistas e influencers, provocando daños en los prados, acumulación de basura y falta de servicios sanitarios.
Georg Rabanser, uno de los propietarios, expresó que esta medida es un “grito de ayuda” ante el abandono institucional.
Solo el pasado 22 de julio se contabilizaron cerca de 8 mil visitantes en un solo día, según reportes de medios locales.
Aunque la Agencia Provincial de Turismo (APT) ha contratado guardabosques para regular la actividad turística, las medidas han resultado insuficientes.
Autoridades como el presidente del Club Alpino de Alto Adige han advertido sobre los riesgos legales y ambientales si más propietarios comienzan a cobrar por el acceso a caminos tradicionales.