Tras la reunión en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin, surgió la propuesta de que Ucrania ceda el Donbás a Moscú a cambio de un cese al fuego.
Trump transmitió a líderes europeos que Putin estaría dispuesto a congelar la guerra en las actuales líneas de frente, con la promesa de no nuevas agresiones, siempre que Kiev entregue la región.
El Donbás, integrado por Lugansk y Donetsk, es estratégico por sus recursos minerales, su cercanía con Rusia, su conexión con Crimea y sus rutas de transporte y gas.
Para Ucrania, representa soberanía; para Rusia, una zona de influencia y protección frente a la OTAN.
Aunque Zelensky ha rechazado ceder territorio por considerarlo inconstitucional y riesgoso, la opinión pública en Ucrania ha cambiado: según Gallup, 69% ahora prefiere una salida negociada frente al 24% que apuesta por seguir luchando, lo que contrasta con 2022 cuando la mayoría apoyaba la resistencia militar.
Expertos señalan que la próxima fase será una reunión bilateral Putin-Zelensky, organizada por Trump, donde Kiev deberá presentar una contrapropuesta o arriesgarse a quedar marginado.
Si hay avances, podría realizarse un encuentro trilateral con Trump en Budapest. Mientras tanto, Rusia controla ya el 87% del Donbás, región que Putin considera parte de la herencia soviética.