Durante una audiencia sobre seguridad nacional celebrada el 25 de junio en el Capitolio, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, incluyó a México en una lista de “adversarios” junto con Irán, Rusia y China, provocando reacciones inmediatas en el ámbito diplomático.
Bondi argumentó que las amenazas no solo son físicas, sino también aquellas relacionadas con el tráfico de drogas, haciendo alusión al impacto de la crisis por sobredosis en Estados Unidos.
En su declaración, señaló que el gobierno estadounidense, bajo el liderazgo del expresidente Trump, no permitirá que ningún país atente contra su seguridad.
La presidenta Claudia Sheinbaum rechazó tajantemente estas declaraciones, calificándolas como infundadas y destacando que la cooperación bilateral en seguridad continúa de forma activa.
Aseguró que próximamente se anunciará un nuevo acuerdo de seguridad entre ambos países, resultado del diálogo sostenido en reuniones bilaterales.
En el mismo foro, también se abordó el tráfico de armas desde EE.UU. hacia México, un punto de crítica por parte del senador Jack Reed, quien pidió medidas más firmes ante la violencia transfronteriza.