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10 Jun
10Jun

La bandera de México se ha convertido en uno de los símbolos más visibles de las protestas contra las redadas migratorias en Los Ángeles, California, generando incomodidad en sectores del Partido Republicano y funcionarios de la administración de Donald Trump, quienes lo interpretan como una afrenta a la soberanía estadounidense.

Entre las voces más críticas se encuentra Stephen Miller, principal asesor en temas migratorios de la Casa Blanca, quien escribió en la plataforma X:

“Miren todas las banderas extranjeras. Los Ángeles es territorio ocupado”.

También el embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, se sumó al debate, aunque con un tono más mesurado. 

A través de un mensaje en redes sociales, señaló que las banderas deben representar “orgullo, identidad y valores compartidos, no división ni ilegalidad”, en referencia al uso de símbolos extranjeros durante enfrentamientos con la policía.

El diplomático advirtió que enarbolar banderas extranjeras mientras se destruyen bienes públicos o se confronta a las fuerzas del orden podría deteriorar la relación bilateral entre ambos países.

Un símbolo con historia: de la Proposición 187 a la actualidad

El uso de la bandera mexicana en el contexto de protestas migratorias no es nuevo. 

De acuerdo con Juan José Gutiérrez, director de la Coalición de los Derechos Plenos para los Inmigrantes, este símbolo ha estado presente desde las marchas de los años noventa contra la Proposición 187, una polémica ley estatal que buscaba negar servicios públicos a inmigrantes indocumentados en California.

“En esa época, incluso periódicos como Los Angeles Times criticaron con dureza el uso de la bandera mexicana”, recordó Gutiérrez en entrevista con EFE.

Desde entonces, los organizadores de las marchas han solicitado que se privilegie el uso de la bandera estadounidense para evitar reacciones adversas. 

Sin embargo, subrayan que no pueden impedir que los manifestantes expresen libremente su identidad cultural, ya que esto sería contrario a la Constitución de Estados Unidos y a los principios de libertad de expresión.

Identidad, no provocación

Para muchas personas, portar la bandera mexicana no es un acto de provocación, sino una afirmación de sus raíces. 

Así lo expresó Beatriz Feliz, ciudadana estadounidense de origen mexicano, quien asistió a la protesta del domingo en Los Ángeles junto a su hijo de 9 años:

“Yo cargo con orgullo las dos banderas, la mía (la estadounidense) y la de mi padre (la mexicana)”.

Los Ángeles, considerada la segunda ciudad con más población mexicana del mundo después de la Ciudad de México, alberga a una comunidad latina diversa. 

Se estima que más de 4.8 millones de hispanos viven en el condado, entre inmigrantes y descendientes nacidos en EE.UU. Esto explica la fuerte presencia de símbolos nacionales de distintas procedencias en las recientes movilizaciones.

Además de la bandera mexicana, también se han visto en las protestas emblemas de países como El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia y Venezuela, reflejando la pluralidad y el carácter transnacional de la comunidad migrante que exige respeto a sus derechos.

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