El Gobierno italiano aprobó la construcción del Puente del Estrecho de Mesina, que conectará Sicilia con el territorio continental, convirtiéndose en el puente colgante más largo del mundo con un tramo suspendido de 3.3 kilómetros.
El proyecto, valorado en 13 mil 500 millones de euros, fue autorizado por un comité interministerial y es considerado por las autoridades como una pieza clave para impulsar el desarrollo económico del sur de Italia.
Según el Ministerio de Transporte, se prevé que los trabajos preliminares inicien a finales del verano y la construcción formal comience en 2026.
La obra ha sido propuesta y cancelada en varias ocasiones desde 1969, y fue reactivada en 2023 por la actual administración de la primera ministra Giorgia Meloni. El ministro de Transporte, Matteo Salvini, calificó el puente como una “revolución” para el país.
Pese al respaldo político, el proyecto ha enfrentado oposición por parte de ambientalistas, académicos y grupos civiles que advierten sobre el riesgo sísmico en la zona, el impacto ambiental y la posible interferencia de la mafia. No obstante, el gobierno ha asegurado que se respetará la legislación antimafia vigente.
El consorcio liderado por la firma italiana WeBuild, responsable de otras megaobras internacionales, estará a cargo de su construcción.
De concretarse, esta infraestructura permitirá el tránsito de hasta 6 mil vehículos por hora y 200 trenes al día, además de ser considerada parte de un corredor estratégico de seguridad y defensa en el flanco sur de la OTAN.
